TIPOS DE VIOLENCIA:
VIOLENCIA FAMILIAR
La forma más común de violencia contra la mujer es la violencia en el hogar o en la familia. Las investigaciones demuestran sistemáticamente que una mujer tiene mayor probabilidad de ser lastimada, violada o asesinada por su compañero actual o anterior que por otra persona.

Los hombres pueden patear, morder, abofetear, dar un puñetazo o tratar de estrangular a sus esposas o compañeras; les pueden infligir quemaduras o tirar ácido en la cara; pegar o violar, con partes corporales u objetos agudos; y usar armas letales para apuñalarlas o dispararles. A veces las mujeres son lesionadas gravemente y en algunos casos son asesinadas o mueren como resultado de sus lesiones.
La naturaleza de la violencia contra la mujer en el ámbito familiar ha propiciado comparaciones con la tortura. Las agresiones están destinadas a lesionar la salud psicológica de la mujer al igual que su cuerpo, y suelen ir acompañadas de humillación y violencia física. Al igual que la tortura, las agresiones son impredecibles y guardan poca relación con el comportamiento de la mujer. Finalmente, las agresiones pueden sucederse una semana tras otra, durante muchos años.
La violencia en la familia se da principalmente porque no se tienen respeto los integrantes de esta, por el machismo, por la incredulidad de las mujeres, y/o por la impotencia de estos.

Se puede presentar en cualquier familia, de cualquier clase social, una forma de prevenirla, es alentando a toda la comunidad a que hay que tenerse respeto, que tenerse respeto, que todos somos iguales y que a pesar de todos nuestros problemas, nuestra familia es la única que siempre nos apoyará y ayudará en todo, por eso hay que respetarla y protegerla, aunque seamos los menores de esta, todos somos elementos importantes, y si sufrimos de violencia, hay mucha gente que nos ayudará a pasar el mal rato y salir de este problema.
VIOLENCIA SOCIAL

La violencia, natural o humana, ha presidido permanentemente la vida del planeta, y nunca hemos podido dominarla. Sin embargo, el hombre siempre ha pensado en la paz y trabaja para conseguir descanso que le permita gozar de la vida, pero en la realidad, se ve obligado a dialogar con fuerzas y poderes violentos que tensan su voluntad obligándole a responder con violencia a los desafíos de la vida. No obstante, siempre deseó un mundo apacible, y en los períodos más violentos de su historia imaginó paraísos en donde la violencia no tenía lugar, creando fabulosos reinos de paz y bienaventuranza.
En realidad, el hombre nunca dejó de observar la violencia, aún cuando no encontrara una respuesta satisfactoria. Inventó divinidades y rostros caprichosos de la violencia con el respaldo de las religiones, creencias y culturas. Por eso, desde los principios de la vida civilizada, los hombres no sólo se conformaron con describirla con monumentos literarios, arquitectónicos y estatuarios, sino que la sometieron a un estudio cada vez más profundo, puesto que hasta a la experiencia humana, le resulta difícil abarcar la violencia en toda su dimensión, y mucho más encontrar alguna solución para dominarla absolutamente.
A pesar de todo, existen muchos hechos en que todas las interpretaciones e indagaciones coinciden en la posibilidad de someterlos a un estudio que en nuestros días se torna indispensable.
Los discursos sobre la violencia se dan siempre en cada cultura en tiempos históricos distintos, y todas las culturas suelen elaborar dichos discursos sobre la violencia social reconociendo cualquier vertiente de manifestación.
Si abordamos el concepto de violencia con un criterio relativista, podríamos afirmar que la asignación de tales criterios no siempre son formulados o concebidos claramente, y ello se debe a los diversos tipos de violencia y a los distintos escenarios donde puede manifestarse.
VIOLENCIA AMBIENTAL
La violencia ambiental es la que, como acumulación de muchas violencias personales, produce un estado social generalizado o restringido de falta de respeto a la naturaleza, la vida y la libertad de los seres. Esta violencia ambiental surge de la suma, multiplicación y potenciación de las distintas violencias personales y, a su vez, se vuelve contra el hombre y despierta en él nuevas reacciones de violencia o incrementa las ya existentes. Ejemplos de esta violencia ambiental los tenemos en los muchos hechos y situaciones de violencia que observamos o de los que oímos hablar en nuestra vida de cada día, en el cine, en la televisión, en la prensa, en la radio, etc., y que comprenden la violencia más o menos sutil, directa o indirecta, que ejercen sobre nosotros la guerra, el terrorismo, la represión, la tortura, el racismo, el fanatismo nacionalista, el dogmatismo y la intolerancia ideológica, las manipulaciones de la sociedad de consumo, la propaganda y la publicidad insistente, la explotación generalizada de los trabajadores, las situaciones de hambre, miseria, marginación y abandono social, el disfrute de una excesiva riqueza por unos pocos mientras otros están en la más mísera pobreza y muchos niños y mayores mueren de hambre y de frío o viven en situaciones infrahumanas, etc., así como en cualquier violación colectiva de los derechos humanos, empezando por el derecho a la vida, a nacer, a alimentarse y a educarse, y terminando por los derechos sociales, políticos y económicos.
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También se dan muchas situaciones y acciones de violencia ambiental contra los animales, contra los vegetales, contra las cosas, contra el medio ambiente y contra la Naturaleza.
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